TRABAJO EN EQUIPO

 La historia está llena de actividades, de todo tipo, las cuáles son imposibles de llevar a cabo de forma individual. Está claro que el trabajo en equipo ha sido un elemento de superación y que su rol ha sido clave en la evolución humana. 

Una de las primeras actividades que desarrollamos en equipo es el juego, mediante actividades lúdicas compartidas entre iguales se adquieren valores como la solidaridad, el respecto, el aprender a compartir y tolerar… conforme vamos creciendo este método de aprendizaje se traslada al entorno escolar y más adelante al mundo laboral. 

Formar y ejercitar la cooperación para el desempeño de actividades de forma grupal es básico, y se debe de hacer tanto en el entorno familiar como en el académico. Ser tolerante ante la frustración, compartir, ser paciente y respetuoso con los demás son otras habilidades importantes de la interacción colaborativa con otros.

Los adultos debemos educar a los niños en las normas del juego colaborativo u otro tipo de actividades que requieran el trabajo en equipo. De forma innata podemos llegar a ser egocéntricos y a movernos por intereses personales. En las dinámicas colaborativas debe primar el interés y objetivo del grupo, por encima de las individualidades. Ayudar a que los pequeños entiendan esta realidad y a que asimilen las reglas del juego o normas de funcionamiento del equipo es básico.  El ejemplo clásico, que se utiliza para entender las dinámicas grupales son los deportes en equipo.

En el proceso de interactuar en base al beneficio del colectivo y no del individual, el niño deberá hacer un esfuerzo personal, aceptar las habilidades y debilidades personales, y valorar las del resto de compañeros. El mejor equipo es aquel que potencia las capacidades de la individualidad en beneficio de la colectividad, aunque ello suponga en algunas ocasiones no considerar ciertos intereses personales.

La resistencia a la frustración es otro valor a trabajar de forma individual y colectiva, pese a que el equipo de juego, de estudios o de desempeño profesional haya sido configurado en base a las potencialidades de sus miembros, el fracaso o el hecho de no alcanzar el objetivo establecido, siempre se puede. El buen jugador de futbol, el buen compañero de juego o de trabajo, es aquel que no desfallece y que entiende el error como un nuevo reto a superar. 

El entrenamiento y la capacitación psicológica para superar la frustración, deberá ser también labor de padres y educadores, y se incorporará conforme las diferentes habilidades y capacidades inherentes en cada actividad en equipo. 

Está demostrado que realizar ejercicio es una de las mejores formas para mantener una buena salud. Si te decantas por practicar algún deporte en equipo, obtendrás beneficios físicos y también mentales. Además, te permitirá desarrollar valores interesantes para tener una vida plena y activa.

Fuente: FAROS Sant Joan de Déu

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